Se suele creer que la meditación es sentarse en flor de loto, poner la mente en blanco y aislarse del mundo. No es ninguna de estas tres cosas. Primero, existen diferentes técnicas para meditar en movimiento, caminando o en posición horizontal. Segundo, la mente nunca está en blanco, a menos que quien medite sea una planta o un muerto. Por último, meditar no es aislarse, sino entrar en estado profundo de comunión.
Meditar es, ante todo, una acción interior de atención. Se puede hacer mediante un mantra, generando vibraciones sonoras en el cerebro. O se puede meditar a través de la danza. Muchos grupos meditan con visualizaciones de luz, o concentrándose en la figura de un mandala. En últimas, existen tantas posibles técnicas de meditación como individuos en el mundo. Pero hay algo que las atraviesa a todas: la respiración. Manteniendo la conciencia en ella, se genera de inmediato una mayor atención sobre el cuerpo y la mente. Y de eso, en el fondo, es de lo que se trata la meditación: generar una mayor atención, una mayor conciencia de lo que pasa en el interior.
Fuente: Revista Semana.